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Exoplaneta

Texto por Luna Milo, Revista Arte al Límite N85

Sin la tecnología estamos ciegos, articula el artista multimedia Philip

Klawitter, quien a partir de esta premisa crea arte biotecnológico,

en un intento por ampliar nuestros limitados sentidos y expandir nuestra

cotidiana percepción hacia dimensiones fractales, donde el microcosmos

y lo invisible, nos entregan información importante sobre el universo

que habitamos. Serían los axiomas del gran misterio, las partes del puzzle

sin armar, atisbos de lo inconmensurable y no comprendido, y donde

la tecnología de punta podría llegar a ser un tercer ojo capaz de ver, a

través del velo de la oscuridad de la realidad que parece ser.

 

“Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”, este principio

hermético fundamental, es la base de Microinfinito, el proyecto que

Philip Klawitter desarrolla, y quien afirma que al igual que en el barroco,

en nuestros días estamos al borde de comprender la realidad de

una manera distinta. El barroco fue un período de descubrimientos

tecnológicos, donde la invención del microscopio y telescopio sacó a

la población mundial de la ceguera en que vivían. Estas herramientas

permitieron conocer y entender las dimensiones, hasta ese entonces,

ignoradas. Así como el telescopio nos hizo ver que no éramos el único

planeta en la galaxia, sino más bien una ínfima parte en el extenso

universo, el microscopio nos hizo comprender que existe un micro mundo

plagado de criaturas mínimas, imperceptibles a simple vista, pero

no por ello menos reales, o inexistentes. Klawitter entendió que esta

regla del hermetismo, en la cual apoya sus experimentos, se repite en

distintas formas de pensamientos o creencias. El universo posee una

geometría fractal, lo inmenso influye en lo mínimo; y lo mínimo en lo

inmenso. Significando entonces, la posibilidad de evidenciar lo macro

desde lo micro y viceversa estaríamos habitando en redes de sistemas

interconectados, donde todo sería afectado o generado en función y

a partir de algo más.

Para profundizar en el tema y apoyándose en procesos de ingeniería en

informática y microbiología, Klawitter construyó una maquina funcional y

automatizada, que es capaz de ver lo que nuestros sentidos no pueden.

Este aparato mira hacia planos no visibles y registra el bio desarrollo de

planetas de cuatro milímetros creados por él. Éstos están hechos de

hormigón, vermiculita, musgo sphagnum, arena y agar, este último es

un alga que se ocupa para hacer crecer cultivos, en este caso ocupado

como adherente, usado para adherir una mezcla de musgo molido a la superficie.

Estos micro-mundos giran sobre su propio eje,

simulando el movimiento de rotación de la tierra,

que es controlado desde la maquina/robot. Esta, además, se encarga de

monitorearlos, a través de fotografías y grabaciones que registran paso a

paso sus constantes transformaciones. El resultado final es una instalación

multimedia y biotecnológica que alberga a estos diminutos planetas, los

cuales sujetos a procesos infinitos de evolución y cambio, sentencian su

propia muerte desde el día que nacen, porque nada dura, nada está completo,

nada es perfecto. Frase a la que alude un concepto muy respetado

en Oriente, llamado wabi sabi, una apreciación estética que encuentra

belleza en el valor de lo imperfecto, impermanente e incompleto, y que en

lugar de ocultar los defectos, los acentúa y los celebra, porque éstos son

prueba de la fragilidad y resiliencia de la existencia.

 

Tengo entendido que tu arte persigue esta forma de ver. ¿Qué deficiencias

estarías celebrando en tu obra?

Hace tiempo viaje a Japón, donde visité varios jardines zen. Estos son una

representación de la realidad, inspirados en paisajes de dimensiones muy

grandes. Y tienen una manera propia de mantenerse en el tiempo, soportando

veranos muy cálidos e inviernos fríos con nieve. Mostrando con esto la

imposibilidad de mantenerse perfecto, no se busca que parezcan nuevos,

sino que se valora la idea de que van madurando y envejeciendo. Al observarlos

se entiende que son antiguos y que cargan consigo el paso del tiempo.

Los micro planetas que hago crecer son bastante frágiles. Demoré alrededor

 

de dos años para que los prototipos funcionaran de manera constante. En el

proceso aprendí que tenía que dejar de controlar tantas variables y permitir

que los mundos crecieran por sí solos. El resultado son piezas que registran

el transcurrir del tiempo, el crecimiento y las distintas experiencias a las

que han estado expuestos. Estos planetas están vivos, por lo que no existe

la perfección, los procesos que se desarrollan en ellos nunca terminan.

Las nuevas tecnologías parecen ser soportes esenciales para tu imaginería.

Haces una analogía, diciendo que son un tercer ojo capaz de

ver a través del velo de la oscuridad.

¿Qué es lo más interesante que ha logrado visualizar este ojo?

Creo que todo que no es innato es tecnología,

 las técnicas clásicas que aprendí en la escuela

de arte también lo son. Me interesa investigar en torno a todo tipo

de técnicas, enfatizando en lo más reciente. La analogía que hago es

para ejemplificar la idea de que éstas son una forma de ampliar nuestros

sentidos y nuestro ser en general. La tecnología que cargamos viene desde

que aprendemos a hablar, el lenguaje es una tecnología abstracta, es

parte de nosotros.

Hay un concepto que se llama The overview effect, es la experiencia que

tienen los astronautas cuando ven la tierra desde la órbita. Lo describen

como una pérdida de la sensación de separación. El mundo se ve tan insignificante

en tamaño que causa un quiebre en el observador, su anterior

forma de ver la realidad tiene que adaptarse a este nuevo modelo. Busco

evocar esta idea con mi trabajo y hago crecer micro planetas, para mostrar

lo infinitamente complejo que puede llegar a ser una esfera de cuarenta

milímetros de diámetro.

 

¿Cuándo nace esta propuesta de abordar lo que los ojos a simple vista

no ven en tu obra?

Cuando era chico, tipo siete años, tuve una experiencia extraña en la que

me imaginé lo grande que podría ser el universo y el tiempo. Me produjo

mucha ansiedad. Hace poco leí que lo que había vivido tiene nombre, el

término existe y se llama apeirofobia, es el miedo a la eternidad. De ahí en

adelante empecé a lidiar con la idea de que la realidad es mucho más

grande de lo que se cree. A propósito de lo mismo en el barroco usaban

el término horror vacui, para referirse al miedo al vacío, entonces el arte y

la arquitectura buscaron llenar lo más posible este vacío. Querían manejar

esta realidad ampliada. Con mi proyecto e indagación en lo micro, también

busco llenar este vacío. La propuesta de abordar lo que los ojos no ven a

simple vista vino después de aprender a usar lentes macro. Me sorprendió

mucho lo que aparecía y decidí indagar en eso.

¿Qué has logrado comprender con tu proyecto Microinfinito?

Con el tiempo me he ido dando cuenta de que el universo no está vacío

en sus bordes, siempre va a existir más vida, sea esta microscópica o macroscópica.

La realidad es fractal, entonces siempre va a existir un más

allá o más acá, en patrones similares a la escala desde donde estamos

mirando. La naturaleza es el mejor ejemplo, ésta ya tiene toda la información.

Nuestros inventos son una copia de un proceso que ya existe, es la

biomimética. Este proyecto en el que he estado trabajando, busca investigar

en torno a esta realidad de lo micro, observar y tratar de comprender

sistemas interconectados de vida que se dan a esta escala.

Text by Luna Milo, Arte al Limite Magazine N85

Without technology we are blind, the multimedia artist Phillip Klawitter states.

Starting from this premise, he creates biotechnology

art in an attempt to expand our limited senses and our daily perception

towards fractal dimensions where the micro-cosmos and the invisible

provide us important information about the universe we inhabit. These

are the axioms of the great mystery, the pieces that are missing from the

puzzle, glimpses of the immeasurable and not-understood, and where

state-of-the-art technology could become a third eye capable of observing,

trough the veil of darkness of appearing reality.

 

“As above, so below,” this is the fundamental Hermetic principle, the

basis of Microinfinito the project of Philip Klawitter, who also affirms that

just like during the Baroque, we are currently on the verge of gaining a

different understanding of reality. The Baroque period was a period of

technological discoveries during which the invention of the microscope

and the telescope cured people from the blind state they were living in.

These tools allowed knowing and understanding dimensions that were

unknown up to that point. Just like the telescope let us see that we were

not the only planet in the galaxy but rather a negligible fraction of the

vast universe, the microscope showed us that there is a micro-world

riddled with miniature creatures, invisible to the naked eye but not less

real or inexistent due to this very fact. Klawitter understood that this rule

of hermeticism, which is the support of his experiments, is a recurrent one

in different systems of thought or beliefs. The geometry of the universe

is fractal-like; the enormous and the minute influence each other. This

therefore signifies the possibility of evidencing the macroscopic in the

microscopic and vice-versa, and it means that we are living in networks

of interconnected systems where everything is affected or generated

by something else.

To go further in depth and leaning on computer engineering and microbiology

processes, Klawitter built a functional and automated machine

that is capable of seeing what our senses can’t. This device looks

towards invisible planes and registers the bio-development of 4 millimeter

planets that he has created. These are made of concrete, vermiculite,

sphagnum moss, sand, and agar –the latter being an algae used

 

To grow cultures– Used to fix a mixture of crushed moss and substrate

the sphere's surface.

 

These micro-worlds rotate around their own axis simulating the rotation of

the earth, controlled by the machine/robot. In addition, it is responsible for

monitoring them through photographs and recordings that register their

constant transformations step by step. The final result is a multimedia and

biotechnology installation that hosts these tiny planets subjected to infinite

processes of evolution and changes, sentence their own death on the day

that they are born because nothing lasts, nothing is complete, nothing is

perfect. This phrase refers to a concept that is highly respected in the East

called wabi sabi, an aesthetic appreciation that finds beauty in the value

of the imperfect, impermanent, and incomplete, and that instead of hiding

the defects, accentuates and celebrates them, because they are proof of

the fragility and resilience of existence.

 

I understand that your art pursues this perspective. What are the deficiencies

that you are celebrating with your work?

A long time ago I travelled to Japan, where I visited several Zen gardens.

These are a celebration of reality and are inspired by large landscapes.

They have their own way of persisting through time, putting up with hot summers

and snowy winters, showing that it is impossible to persist in a state of

perfection. The intention is not for them to seem new but that the idea that

they mature and age is valued. When observing them it is clear that they

are ancient and that they carry with them the passing of time.

The micro-planets I grow are very fragile. It took around two years for the

prototypes to function constantly. In the process, I learned that I had to

stop controlling so many variables and let the worlds grow by themselves.

The results are pieces that record the passing of time, the growth, and

the different experiences they have traversed. These planets are living,

which means that perfection doesn’t exist; the processes they undergo

never end.

 

Your work seems to empathize with new technologies, essential supports

at the moment of settling your imagery. You make an analogy saying

that these are like a third eye capable of seeing through the darkness.

What is the most interesting thing that this eye has observed?

I believe that everything which is not innate is technology, as well as the classic techniques

I learned in art school. I’m interested in researching about all kinds of

techniques, focusing on the most recent. The analogy I make is to exemplify

the idea that these are a way of expanding our senses and our way

of being in general. The technology that we carry with us begins at the

moment we learn to speak; language is an abstract technology, it is a

part of us.

There is a concept called The overview effect, which is what astronauts

experience when they observe earth from space. They describe

it as a loss of the sense of separation. The world looks so insignificant

in terms of size that it creates a breaking point in the observer. Their

previous way of looking at reality has to adapt to this new model.

I seek to evoke this idea with my work by growing micro-planets

to show how infinitely complex a 4 millimeter diameter sphere can

become.

 

When did this idea of addressing what the naked eyes can’t see

arise?

When I was young, around seven years old, I had a strange experience

in which I imagined how vast the universe and time could be. This

caused me great anxiety. Recently I read that my experience had

a name: apeirophobia, the fear of eternity. From that moment on I

started to deal with the idea that reality is much larger than what is

thought. Regarding this same topic, during the Baroque the term

horror vacui, to refer to the fear of emptiness, and therefore art and

architecture tried to fill this void as much as possible. They wanted

to manage this extended reality. With my project and research on

the microscopic, I also try to fill this void. This idea of addressing what

our eyes can’t see came to me after learning to use macro lenses.

I was surprised by what I discovered and decided to investigate it.

 

What have you achieved to understand with your project Microinfinito?

Over time, I have realized that the universe is not empty around its

edges; there will always be more life, whether it is microscopic or macroscopic.

Reality is fractal, which means that there will always be a

here and now and a beyond, in patterns similar to the scale which we

are looking from. Nature is the best example; it already possesses all the

information. Our inventions are a copy of an already existing process,

the biomimetic. This project I have been working on seeks to research

this reality of the microscopic, observing and trying to understand living

interconnected systems that exists on this scale.

Exoplanet is an artwork about the creation of micro planets

 

Captured using hacked equipment to show an expanded reality

 

A look into the microcosmos to evoke the macrocosmos


 

As William Blake said

 

To see a World in a Grain of Sand

 

And a Heaven in a Wild Flower,

 

Hold Infinity in the palm of your hand

 

And Eternity in an hour.

Exoplaneta es un proyecto sobre la creación de micro planetas

 

Capturados usando equipamiento hackeado para mostrar una realidad ampliada

 

Una mirada dentro del microcosmos para evocar el macrocosmos.

 

Como dijo William Blake

 

 

Para ver el mundo en un grano de arena

 

y el cielo en una flor silvestre,

 

abarca el infinito en la palma de tu mano

 

y la eternidad en una hora.

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